Tecnología aplicada a la preparación del suelo
La siembra es la práctica
más importante que limita la expansión racional del cultivo. La siembra de
semilla sexual es factible utilizando sembradoras comerciales convencionales.
Cultivando el Ecotipo Elite, en zonas con alturas inferiores a 150 metros sobre
el nivel del mar (msnm) puede esperarse cosechar plantas de 2 metros de altura
a los 90 días después de la siembra; a 450 msnm la misma altura se alcanza a
los 180 días.
La propagación asexual o vegetativa a través de la automatización, se ha dirigido en dos sentidos: propagación de estacas largas, mayores de 40 cm y propagación de estacas cortas, estacas con longitudes iguales o menores de 20 cm.
En relación con la propagación de estacas largas, los mejores resultados se han obtenido con la semi-automatización de la siembra, disponiendo consecutivamente estacas largas de hasta 6 m de longitud y diámetros variables, en surcos hechos sobre terreno labrado a punto de siembra. La semi-automatización de siembra de estacas largas es costosa y presenta algunas desventajas. Las estacas largas de 40 a 50 cm de longitud tienen buena capacidad de germinación cuando tienen diámetros superiores a 2.5 cm.
La perspectiva de automatizar totalmente la siembra del material vegetativo ha permitido lograr avances en este método de propagación. La siembra automatizada se logró utilizando el prototipo de sembradora de yuca de la UCV, a través del empleo de estacas cortas de 10 cm de longitud. Esta siembra se realizó en la Hacienda Grano de Oro, ubicada en San Joaquín de Navay, Edo. Táchira, el 3 de diciembre de 1998. La utilización de este prototipo presentó la limitación inicial de restringir la siembra de estacas de 10 cm con diámetros inferiores a 5.8 cm; dimensiones inferiores a lo idealmente recomendado.
Con la siembra demostrativa de 1 hectárea se establecieron parámetros para un rediseño del prototipo de la sembradora, con lo cual se ajusten los diámetros de estacas recomendados, la densidad de siembra en lo referente al espaciado entre plantas, lograr la siembra con labranza mínima y tapar la semilla automáticamente. Las estimaciones para el establecimiento de una hectárea prevén los requerimientos de unos 6.000 kg de estacas repicadas para obtener una densidad cercana a las 40.000 plantas, el empleo de 6 personas para la recolección, acarreo y repicado de las estacas, y al momento de la siembra, 4 horas de labor útil de 4 personas.
La propagación asexual o vegetativa a través de la automatización, se ha dirigido en dos sentidos: propagación de estacas largas, mayores de 40 cm y propagación de estacas cortas, estacas con longitudes iguales o menores de 20 cm.
En relación con la propagación de estacas largas, los mejores resultados se han obtenido con la semi-automatización de la siembra, disponiendo consecutivamente estacas largas de hasta 6 m de longitud y diámetros variables, en surcos hechos sobre terreno labrado a punto de siembra. La semi-automatización de siembra de estacas largas es costosa y presenta algunas desventajas. Las estacas largas de 40 a 50 cm de longitud tienen buena capacidad de germinación cuando tienen diámetros superiores a 2.5 cm.
La perspectiva de automatizar totalmente la siembra del material vegetativo ha permitido lograr avances en este método de propagación. La siembra automatizada se logró utilizando el prototipo de sembradora de yuca de la UCV, a través del empleo de estacas cortas de 10 cm de longitud. Esta siembra se realizó en la Hacienda Grano de Oro, ubicada en San Joaquín de Navay, Edo. Táchira, el 3 de diciembre de 1998. La utilización de este prototipo presentó la limitación inicial de restringir la siembra de estacas de 10 cm con diámetros inferiores a 5.8 cm; dimensiones inferiores a lo idealmente recomendado.
Con la siembra demostrativa de 1 hectárea se establecieron parámetros para un rediseño del prototipo de la sembradora, con lo cual se ajusten los diámetros de estacas recomendados, la densidad de siembra en lo referente al espaciado entre plantas, lograr la siembra con labranza mínima y tapar la semilla automáticamente. Las estimaciones para el establecimiento de una hectárea prevén los requerimientos de unos 6.000 kg de estacas repicadas para obtener una densidad cercana a las 40.000 plantas, el empleo de 6 personas para la recolección, acarreo y repicado de las estacas, y al momento de la siembra, 4 horas de labor útil de 4 personas.
Tecnología aplicada a la producción avícola
Una granja avícola es un
establecimiento agropecuario para la cría de aves de corral tales como pollos,
pavos, patos, y gansos, con el propósito de usarlos como base alimenticia. Las aves de corral son
criadas en grandes cantidades, siendo la cría de pollos y gallinas la de mayor
volumen. Anualmente se crían más de 50 000 millones de pollos como fuente de
alimento, tanto por su carne como por sus huevos.1 Las gallinas criadas para
aprovechar sus huevos son denominadas ponedoras mientras que los pollos criados
para aprovechar su carne a menudo son denominados broilers.
Las avícolas están destinadas
a la producción de huevos y carne. Éstas se encuentran en casi todo el mundo y
proporcionan una aceptable forma de proteína animal a la mayoría de las
personas. Durante la última década muchos países en desarrollo han adoptado la
producción avícola intensiva para cubrir, de esta forma, la demanda de proteína
animal. El sostenimiento avícola intensivo es visto como una manera de
incrementar velozmente la provisión de proteína animal para las poblaciones
urbanas en acelerado crecimiento: Las aves son capaces de adaptarse a la
mayoría de ambientes, su precio es relativamente bajo, se reproducen
rápidamente y tienen una alta tasa de productividad. Las aves en el sistema
industrial son albergadas en confinamiento para crear condiciones óptimas de
temperatura e iluminación y para manipular el fotoperíodo con el fin de
maximizar la producción.
La agricultura del futuro
Dentro de 40 años, cuando la
población mundial llegue a 9.000 habitantes, la producción de alimentos deberá
incrementarse en un 70% para satisfacer la demanda global. Un reto difícil de
cumplir si se tienen en cuenta los efectos negativos que ha generado el cambio
climático en la agricultura y el riesgo que conlleva para la seguridad
alimentaria.
Pero de ese panorama hoy
incierto surgen iniciativas que crean esperanzas. El aumento de las
temperaturas, los períodos de sequía cada vez más largos y el incremento de las
lluvias que causan inundaciones devastadoras, entre otros fenómenos, han
llevado a que la tierra se empiece a agotar. Regiones fértiles y ricas en
agricultura empiezan a perder su capacidad de producción y no aparecen recursos
para detener una realidad que afecta las economías y las sociedades.
Mientras los Estados no
parecen tener políticas para enfrentar la baja de productividad, ni respuestas
para adaptarse a esos cambios, repensar la agricultura y brindarle a la
humanidad la posibilidad de asegurar su alimentación a futuro, éstas empiezan a
producirse desde el Valle del Cauca, en el Centro de Investigación en
Agricultura Tropical, Ciat, ubicado en Palmira.
En colaboración con el
Instituto Walker para Investigación de Sistemas Climáticos, el Ciat ha
desarrollado una herramienta digital denominada Climate Analogues que detecta
lugares en el mundo donde la temperatura se asemeja a la proyectada para fin
del siglo, conecta regiones que tendrán características similares dentro de
unas décadas y desarrolla a partir de esa información granjas agrícolas que se
adapten a los cambios. Se trata de identificar qué variedades de semillas y
cultivos serán más resistentes, así como las técnicas para aprovechar la
fertilidad de la tierra.
En resumen, es crear ahora
las fincas del futuro para asegurar la alimentación del mañana. Proyectos como
este demuestran que si es posible hacer algo por el planeta que experimenta
transformaciones climáticas drásticas e irreversibles. Sin duda se necesita de
la inversión de recursos, pero más de la decisión de los Estados y de la
sociedad para adaptarse a esos cambios.
Tanzania ha sido el primer
país en acoger el programa y comunidades como la de Mbinga sirven de ejemplo
para el resto de África. Colombia, una de las naciones con mayor riqueza
ambiental y de vocación agricultora, donde empiezan a sentirse los efectos del
cambio climático, sigue en mora de emprender acciones para garantizar la
producción de las próximas décadas. Aquí está el Ciat y tiene las condiciones
para ser el gran laboratorio agrícola del mundo. Se requiere voluntad.
Los beneficios de sostener
la agricultura y adaptarla a los cambios del clima son incuestionables: si hay
suficiente producción se podrá satisfacer la demanda, los precios bajarán, más
gente tendrá acceso a los alimentos y se reducirán los índices de malnutrición.
Hoy 800 millones de personas pasan hambre, el 11,5% de la población mundial.
¿Qué sucederá cuando sean 9.000 millones los que habiten el planeta si desde
ahora no se asegura su alimentación?
Hola. La tecnología aplicada en la agricultura tiene muchos beneficios. Asimismo, hoy en día los Drones están siendo usados como un recurso nuevo. Saludos.
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